18 sept 2016

LA MONJA DE LOS PIES

LA MONJA DE LOS PIES

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Las cenizas de Isabel Solà (Barcelona, 1965), asesinada el 2 de septiembre en Haití, ya están esparcidas sobre la tierra que la vio llegar hace siete años, uno antes de que un seísmo quebrara el país con la fuerza de un grado 7,7 de la escala Richter y lo sumiera en el desamparo. El funeral se celebró el pasado jueves en Puerto Príncipe, con la asistencia de sus cuatro hermanos, sus amigas, con los superiores de la congregación así como la comunidad religiosa que reside en Haití. También acudieron a despedir a la “monja de los pies” sus lisiados, los alumnos de la escuela de formación profesional y los maestros rurales a los que rehabilitó sus escuelas, así como los pacientes del dispensario que construyó tras el terremoto.
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Puerto Príncipe se convirtió en el epicentro del dolor pero la tristeza se extendió por réplicas. Alcanzó a toda la comunidad religiosa católica como recogió el papa Francisco. Pero incidió especialmente en Guinea Ecuatorial, dodne vivió 14 años. Se celebró un sencillo acto al que acudieron maestros y alumnos que estuvieron bajo su dirección en Ebibeyin. Los jóvenes cantaron y montaron un collage de flores de papel con una frase: “Isa, gracias por tu vida”. Burguesía catalana y desheredados formaban un particular ejército a favor de sus propósitos humanitarios. El dentista Alberto Pérez Porro conoció a la misionera en Guinea. Montaron una clínica con piezas de segunda mano y consiguieron odontólogos cooperantes.
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Esa iniciativa derivó después en la ONG de Pérez Porro. También de este modo se inició una amistad inquebrantable. “Bajita, rubia, ojos azules y una voz tan dulce no esperabas que condujera el 4×4 por las carreteras de Guinea o Haití como si fuera un piloto del París Dakar o que se zambullera en el mar en bañador con toda naturalidad”, la describe el dentista. Al mes del terremoto que dejó un país en ruinas, con 300.000 muertos y cientos de miles de heridos, Pérez Porro y el traumatólogo Javier Trench, también amigo de Isa, exploraron el terreno a petición de la misionera que quería montar un centro ortopédico. El país era un caos de organización. A su vuelta a Barcelona, acudieron a un experto en planificación. “Construimos su taller, después un dispensario, un centro de FP para amputados, y un programa de microcréditos para que montaran su primer negocio… En cada proyecto Isa ya veía una nueva necesidad”. Logró que la Universidad Don Bosco de la República Dominicana enviara profesores y alumnos en prácticas, y consiguió técnicos y fisioterapeutas voluntarios, con largas estancias. Involucró a sus hermanos, especialmente a Javier, en la fundación Juntos Mejor con la que rehabilitaron escuelas rurales y formaron maestros. isabel-sola
Desde esta página le rendimos nuestro pequeño homenaje, nuestra despedida y agradecimiento por una vida entregada, por haber devuelto pies y manos al pueblo haitiano.
Foto 1: El  viernes 2 de septiembre Isabel Solá murió asesinada en Puerto Principe, Haití. Su vida entregada y el testimonio de su martirio nos recuerda de nuevo, como entre los más pobres, personas cautivada por la figura de Jesús de Nazaret viven dispuestos a dar la vida hasta el extremo.
Foto 2: Marcos Recolons, misionero jesuita y director de Fe y Alegría en Haití escribió después de su muerte: “Desde que la conocí, mi amistad con ella y mi admiración han ido aumentando por su identificación y solidaridad con el pueblo haitiano y especialmente con los más pobres y con los damnificados por el terremoto, su empuje para afrontar todas las dificultades, su capacidad organizativa, liderazgo, espiritualidad profunda… una mujer extraordinaria, que me siento privilegiado de haber conocido”.
Foto 3: Su presencia era, según describen, como un viento fresco de verano que desordena todo a su paso dejando una sensación de bienestar y energía, contagiando las ganas de ayudar. Poco o mucho sus amigos se encontraban envueltos en alguno de sus proyectos.
Foto 4: En su ordenador se ha encontrado un escrito del mes de marzo en el que agradece a la congregación haberle permitido trabajar en Guinea y en Haití, “un regalo de Dios”, y en el que pide que sus cenizas se queden en el país.

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3 sept 2016

Ceuta: la misión de la Iglesia es sembrar

Este verano, por cuarto año, he participado en el Campo de trabajo que Rolando Ruíz, Javeriano, y Manoli García, fmm, organizan en Ceuta; ofreciendo a un grupo de jóvenes  una experiencia que reposa en tres pilares:
1. Relación con inmigrantes subsaharianos residentes en el CETI (centro de estancia temporal de inmigrantes).
2. Formación y contacto con la diversidad religiosa existente en Ceuta, y
3. Fe; elaborando y compartiendo nuestro propio proceso.
Este año éramos 14, dividíamos el tiempo de la mañana en tres talleres para inmigrantes: español, manualidades e informática, pero lo principal era perder el miedo a la diferencia, convivir, jugar, hacer amistad. Las chicas jugaron un partido de futbol con las nuestras, (perdimos) y varios días, tres de nosotras, subimos al CETI a hacer a las chicas la manicura. Formas de relación sin más pretensión que la cercanía y la amistad.
Ceuta es un lugar privilegiado para encontrar creyentes de otras religiones: musulmanes, hindúes, judíos; el campo incluye presentaciones documentadas sobre las mismas y visita a sus lugares de culto, así como la participación en eventos de la vida civil y eclesial de la ciudad y dos días de visita a Tetuán: inmersión en un país musulmán y contacto con la iglesia local y su labor.
Son 15 días intensos, complementados con películas, largas sobremesas en las que nos abrimos unos a otros y tiempo de oración. Hasta ahí, todo según el programa, pero… este año dos novedades han venido a añadirse e intensificar, si se puede hablar así, nuestro campo. Una ha sido la presencia entre nosotros de una joven catecúmena (36 años). Llena de vida, de gracia natural y sobrenatural, estrenando liberación y experimentado, según sus palabras, “el ciento por uno que Dios da a los que lo dejan todo por él” Nos ha alegrado y cuestionado no poco.
La otra, la visita, no programada, a la “Biblioteca universitaria y Centro Cultural Padre Lerchundi” del Martil (Marruecos) a 12 Km. de Tetuán. Acudimos a su invitación.
¿Qué encontramos allí de extraordinario? Hombres y mujeres de distinta nacionalidad, raza, religión, condición social, trabajando juntos, aportando cada uno su especificidad, su don, reconocido y celebrado por todos los demás, cada uno admirando la biografía del otro, nadie aparecía como más que otro, cada uno tenía su sitio, su punto de vista ampliaba la visión de todos. Lo que más me llamó la atención fue que todo esto parecía una forma de vivir, siempre trabajando, dialogando, reconociendo al otro, humildemente. Esto se me parecía a evangelio muchísimo.
Los proyectos en los que estaban son de lo más variado. Desde la implantación en el Sahara del cultivo del olivo de manera sostenible, hasta el estudio de la influencia sefardí en la cultura del Magreb. Es un grupo con “pensamiento” les había de bastante talla intelectual, su fuerte son los Foros en los que se tratan temas de actualidad desde los distintos ángulos en que son posible percibirlos, para encontrar respuestas desde los diferentes asociacionismos o compromisos.
Hacer del diálogo y del encuentro entre culturas un trabajo de humanización y paz, me pareció en ellos real.
¡Y lo que es más fuerte! Todos tenían en la boca al Padre Lerchundi, ofm, nacido en Orio en 1836 y que en 30 años de estancia en Marruecos desarrolló una ingente labor social, educativa, caritativa y lingüística. Tanto es así que se le considera el español más influyente en el Marruecos del siglo IXX.
Deciros, además, que la comunidad fmm de Martil está pegada a esta sede. Yo sé que nuestra hermana Esther Arrieta ha trabajado muy activamente en la recuperación de la biblioteca, de gran valor, y que mucho se les habrá pegado del talante de este hermano.
Al final de aquel día, cuando por la noche compartíamos las impresiones de de la visita, uno de los jóvenes dijo:”me doy cuenta de que la iglesia, allí donde va, planta su semilla. Cuando parece que no es tiempo de fruto, como ahora, cuando disminuyen notablemente los cristianos en el Magreb, se contemplan rebrotes que evocan el Reino, con otras formas, con otros elementos como protagonistas, pero anunciadores, sin saberlo, de la acción evangelizadora de la Iglesia”.
Gracias al Padre Lerchundi, gracias a las fmm en el Magreb. Gracias a Rolando y a Manoli, gracias a Dios, que en nosotros y a nuestro alrededor, siembra y siembra y siembra, su Reino.
Hna. María Luisa Gutiérrez fmm
Burgos
TESTIGOS DE UN AMOR MÁS GRANDE Cada mañana la preciosa Neema (nombre que significa gracia en swahili) viene a despertar en nuestro oído y a zarandearlo para acoger la revelación de Dios. Con sus maravillosos ojos trasparentes se acerca a nosotros para pedirnos un plátano. Después, nos toma de la mano, se sienta a nuestra lado, lo pela y parece saborear, no solo su plátano, sino también con él, el cariño del encuentro.
Durante el día, Neema nos acompaña a encontrar a sus muchos y guapísimos hermanos, y sus incontables amigos nos salen alegremente al encuentro. Nos llevan a su campamento pigmeo (uno de los 33 campamentos pigmeos de nuestra parroquia) y con ellos vamos también al pueblo.
Con ellos nace un lenguaje de complicidad, un lenguaje que solo dicta el corazón, que nos manifiesta la realidad de su cotidianeidad. Cuando los vemos jugar con otros niños, nos damos cuenta de la desigualdad de las relaciones entre los niños pigmeos y los niños bantú. Pero descubrimos también que todos ellos sueñan con poder soñar; todos ellos sueñan con ser besados, acariciados, abrazados, y sentirse aquello que son: especialmente especiales.
En el campamento pigmeo, donde la hoja de las palmas es su cama y las estrellas su beso de buenas noches, Neema y sus amigos son libres; su escuela, la selva; su trabajo, jugar, volviendo juego y diversión incluso el trabajo. Nos da la impresión que su familia son los otros niños, con los que comparte los tubérculos que encuentran jugando y con los que se disputan los ratones a la brasa. La preciosa Neema y sus amigos buscan a sus padres al anochecer, cansados, para hacer la comida más fuerte del día y dormir.
Los niños bantú de su edad van a la escuela; Neema y alguno de sus amigos van también a veces con ellos, aunque cuando el campamento se desplaza para cazar, para recoger la miel o los frutos de la selva de los que se alimentan, se ausentan durante semanas; también la desigualdad de relación con los maestros y niños bantú los desanima hasta que abandonan la escuela.
Uno de los amigos de la preciosa Neema tiene un problema en las manos: sus dedos parecen engarrotarse poco a poco y tiene unas manchas en el pecho y en la espalda, lo llevamos al médico y le diagnosticaron lepra, así que tenemos que seguirle para que durante un año tome su medicación. En otros campamentos hay más niños con lepra y tuberculosis, y gracias a otros amigos estamos sensibilizando a los enfermeros para que los traten y al resto de la población para que los detecten y los ayuden a curarse.
Con Neema vamos a veces al pueblo donde habitan los bantú y enseguida nos damos cuenta que Neema y sus amigos tienen miedo, casi queriéndose esconder de las miradas y los comentarios de los bantú. Como un pájaro en el campo come el grano y regresa a su nido, así los niños pigmeos van al pueblo atraídos por un poco de sal o un caramelo o alguna variante en su dieta silvestre y vuelven rápido a su campamento, donde vuelven a ser ellos mismos.
Así, mirando la mágica mirada de la preciosa Neema y a sus amigos, hemos entendido que quizá nuestra vocación ahora es acompañar a los niños pigmeos, sin más pretensión que la de acompañar su crecimiento y el desarrollo del sueño y misión que el soplo de Dios ha dado en ellos. Nos sentimos felices ayudándoles a afirmar su identidad haciéndoles sentirse amados incondicionalmente, sentirse preciosos ante los ojos de Dios y los nuestros. Para ello, queremos ayudarles a que se conozcan y se descubran más y mejor a sí mismos, a tomar conciencia de su diversidad, de su especialidad, de sus valores, a hacer memoria de su historia; queremos ayudarles a sentirse orgullosos de su lengua y de su modo de vivir. Todo ello, para hacerles capaces de descubrir la obra de Dios en ellos, en su pueblo y de apreciar la obra de Dios en otros pueblos. Que vean desde la mirada de Dios. En el devenir de la historia de los pueblos, cada pueblo tiene su luz, su misión, su camino elegido por Dios para toda la humanidad.
Como recién llegada, estoy entrando en esta realidad a través de los ojos de la Gracia (Neema) estoy aprendiendo a hablar, a relacionarme con los otros, aprendiendo sus nombres, sus costumbres, su cultura, sus campamentos, descubriendo y gustando que hay un lenguaje común que nos une: el amor, que nos lleva a la complicidad en juegos, cantos,... Y que nos ha empujado, como el zorro al príncipe, a crear espacios y tiempos para ellos. Pensando y elaborando materiales para esos encuentros gratuitos y de alegría, aprendemos swahili, aprendemos a conocernos y a querernos, aprendemos a relacionarnos sin más pretensión que el crear lazos y amarnos.

Testigos de un AMOR mayor

Nosotros queremos dejarlos que nos miren, dejarlos que iluminen nuestra alma con el brillo de la suya, y de forma concreta hemos empezado a caminar junto con ellos y desde ellos en una escuelita itinerante; una escuela recién concebida, una escuela que se está gestando cada día.
Preparamos esta escuela cada día desde cero, desde la nada, pero desde el todo que es el amor y la confianza; creando el material que les damos a trabajar, el material pedagógico que usamos para explicarles, la propia lección, los propios objetivos de cada día, en definitiva todo el material tangible y no tangible, creado por nosotros mismos, con los medios que alcanzamos, de manera muy sencilla, pero con ellos y desde ellos.
Partiendo de que la mayoría no han cogido nunca una cera de colores en sus manitas, hemos comenzado con los dibujos, los colores, la forma de conocer su medio, que comuniquen, que se conozcan mejor a sí mismos, que conozcan los números (hasta ahora el 1, 2 y 3) iniciarnos en la grafía, hacer crecer la observación, la lógica, etc. Que beban de la fantasía también para su realidad. Juntos aprendemos, jugamos, cantamos, nos pintamos, vemos algún vídeo que completa nuestra escuela, una escuela que es un espacio-aula itinerante, la llevamos en la mochila y la desembalamos con ellos en cada encuentro, en cada campamento al que la vamos llevando.
Cada día la sometemos a planificación y a recogimiento evaluativo y vamos caminando, y creando juntos. Los pasitos que vamos dando los vamos recogiendo en lo que hemos llamado: manual de alfabetización, en swahili. Apoyándonos y caminando en comunión con el método ORA.
Necesitamos dos alas para volar: amar y ser amados. Con la escuela, torpemente adivinamos que estamos empezando a volar. No queremos polvo sobre las alas.
Neema y sus amigos nos empujan a esos ratos de gratuidad, ellos nos invitan a creer y a crear, a volar con las alas del amor, el amor es siempre Nuevo, es siempre Otro, es siempre Imprevisible, Inabarcable, Inmanipulable, es el Todo.
En el fluir de la magia de los días, días que se suceden rápido, demasiado rápido, tan rápido que a veces quisiera extenderlos para seguir saboreándolos y empaparme de ese Dios encarnado sin límites de tiempos. Muy contenta en mi comunidad a la que quiero y de verdad que me siento en sintonía y en familia, una familia de la que aprendo y admiro muchísimo, cada uno con su don, da sabor a lo que es mi comunidad y con la que me siento bendecida. Que además de ser mi comunidad, son mi equipo misionero. ¡Qué alegría, qué desafío! Rozar el cielo juntos, para ser Uno con El Uno.
Desde las profundidades del alma, compartir comunitariamente oración está siendo parte imprescindible del vuelo y verdaderamente interpelante para mi vida, para nuestra vida.
Sigo en plena marcha de entrar y conforme vaya entrando le irá dando equilibrio al vuelo. En ese vuelo no quiero yo ser muy adelantada, y que luego yo cree bloqueos por perderme parte del proceso. Aunque confieso que me encantaría a veces ir más rápido en lo de entrar para darme más y mejor, pero estoy en ello y desde la magia de lo pequeño, se puede tocar el sueño, donde le pido al Espíritu don de lenguas, humildad, paciencia, perseverancia. Pero antes de pedirle y mientras le pido le agradezco y le sigo agradeciendo, porque fue es y será una alegría profunda el haber coincidido con esta gran familia aquí y en este precioso momento que es el ahora.
Me siento respetada, querida y acogida como mujer y como laica, mucha naturalidad en todo y eso me hace bien, mucho bien. Sin darme cuenta estos niños me han atrapado el alma y la piel, no me acostumbraría ni sabría ahora mismo vivir sin ellos. Ya estaban en mi alma y en mi mente de alguna forma.
Ganas de seguir compartiendo, de poder compartir más, de alargar los días, de poder hablar, de poder corresponder a mi equipo, al que tanto quiero, como Dios quiere, corresponder como se merecen, corresponder dándole cuerda al amar.
Creemos que si aquí estamos no es por error, no es casualidad, todo ocurre por una razón, ellos, los niños pigmeos son parte de nosotros y parte de ti y de mí. Ellos navegan en el mar de la vida, que es el mar de los valientes.
Mirar la vida en colores, nunca en blanco y negro, este vuelo también me hace llorar pero es a la vez en él donde Dios me consuela. Al aquí y al ahora, le quiero regalar lo mejor de mí, mi amor y mi vida.
De verdad que gozo con la simplicidad de todo, con el arte de esos pequeños detalles, es en la sencillez donde se encuentra lo esencial. Acompañar y compartir vida en su campamento nos recuerda una y otra vez que lo que Dios creó y que todo lo que Él crea es hermoso y bueno.
Doy gracias infinitas por este regalo de estar aquí entre estas almas, entre estos amaneceres, entre estas miradas, entre estas sonrisas, por toda la luz que está entrando a mi vida. Doy gracias porque la paz nos ha elegido por encima del miedo y la alegría por encima del dolor. Gracias doy al Padre Eterno porque hoy estoy y soy feliz. A ti que estás leyendo decirte gracias y de verdad merece la alegría que te acuerdes de vivir, que te acuerdes de amar, su Amor despierta la luz que hay en ti, permítele que se cuele la gracia.
De todo corazón, un abrazo con la sonrisa más grande del mundo en la cara.
Nos vemos siempre en la oración y en el corazón.
Os saludamos nosotros, elegidos y enviados por Jesús de Nazaret, sin saber muy bien por qué.
Elisabeth y Andrés.




Del 8 al 10 de Junio, más de cuarenta misioneros y misioneras se reunieron en Galapagar (Madrid) para evaluar el año de trabajo realizado en el servicio conjunto de animación misionera (SCAM). El curso 2015-2016 fue muy rico en visitas: casi la mitad de las diócesis españolas tuvieron la oportunidad de conocer más a fondo la misión “ad gentes” de la Iglesia española.
Para crecer en la colaboración con las obras misionales pontificias (OMP), principal referencia de la Iglesia a la misión, estuvo presente d. Anastasio Gil, su presidente. Además de presentarnos la campaña del DOMUND 2016, nos contó su reciente visita al papa Francisco junto con todos los delegados de OMP del mundo.
 
Más de quince institutos y movimientos misioneros seguimos ilusionados para colaborar con las comunidades eclesiales para que la misión sea tarea de todos.
Os dejamos algunas fotos del encuentro…

Miguel Taboada, misionero javeriano