28 jun 2013

DIOS ME HIERE... DE AMOR!

“¿Qué has querido hacer en mi corazón? Vine aquí por curarme, ¡y me has herido! Vine a que me enseñases a vivir, ¡y me has vuelto loco! ¡Oh, dulcísimo herida, oh sapientísima locura! Nunca me vea yo jamás sin Ti.”
Esta frase de San Juan de Ávila ha sido una de las mencionadas durante los retiros predicados por Antxon durante el fin de semana pasado en algunas localidades de la campiña cordobesa para dar fin al curso de formación misionera. San Juan de Ávila, apóstol de Andalucía al frustrarse su proyecto de ser misionero en México, está de actualidad por haber sido reconocido doctor de la Iglesia y celebrarse en consecuencia su año jubilar, que tiene como sede central Montilla, también en la campiña cordobesa, lugar donde murió y donde reposan sus restos.
       Los retiros se desarrollaron el viernes 21 por la tarde en la comunidad de religiosas de la Compañía de María en Puente Genil (siempre tan hospitalarias con los misioneros que llegan a su puerta), el sábado 22 por la mañana para las personas que participan de la formación misionera en Puente Genil (véase la foto), el sábado por la tarde
en Lucena con personas pertenecientes a la comunidad “Con vosotros está” que se han mostrado muy receptivas al tema misionero y el domingo 23 por la tarde en La Rambla con personas procedentes de esa localidad además de Montalbán y La Carlota.

El material, dos hojas, lo podéis solicitar a murcia@javerianos.org Merece la pena complementar el retiro con la escucha del CD “¿Por qué quema el fuego?” en el que José Manuel Montesinos, cordobés y también perteneciente a la comunidad “Con vosotros está”, ha puesto música a textos del santo.

La formación misionera se lleva desarrollando mensualmente en Puente Genil desde marzo del 2012, y más ocasionalmente en Lucena y La Rambla. Plato fuerte de este curso ha sido la caminata misionera Lucena – Puente Genil – Aguilar de la Frontera en abril, que sirvió para dar a conocer al beato Nicolás Mª Alberca, franciscano de Aguilar martirizado en Siria. El santo que nos ocupa, San Juan de Ávila, nos acompañó también durante el camino y en la celebración final con sus reliquias.

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